Avance. Nace el primer grupo CREA integrado por las hijas de productores agropecuarios. Hay expectativas sobre su aporte profesional.

Dinastía de mujeres empoderadas. “Estamos, todas, enfocadas a contribuir con el conocimiento y el saber adquirido para optimizar la productividad y hacer eficaz la gestión administrativa y, de paso, aportar a perfeccionar el modelo productivo de Santa Cruz”. Así, con esa reflexión, Natalia Miserendino, informó sobre la creación de CREA Mujeres Agropecuarias, integrado por una generación de 19 hijas de empresarios agrícolas y ganaderos de Santa Cruz y Beni.

Se formaron en universidades del exterior especializadas en agro y pecuaria. Los CREA son grupos de trabajo donde se intercambian experiencias e información con el fin de capitalizar habilidades y conocimientos individuales para buscar soluciones a los problemas de las empresas agropecuarias y mejorar las técnicas de producción y de gestión. La mayoría de las integrantes de CREA Mujeres Agropecuarias tomó la posta de sus progenitores y ejerce una línea de mando e intervienen en la toma de decisiones corporativas de las empresas

Visión. Creen que la ganadería y el agro tienen mucho potencial por explorar

Miserendino, que preside la organización, se formó en Ciencia y Producción Agropecuaria en la Universidad Zamorano (Honduras). Administra un predio agrícola que abarca 1.200 hectáreas.

Ella lideró la reforma de un sistema de gestión tradicional familiar a un modelo corporativo-empresarial que privilegia la optimización y manejo de recursos para alcanzar eficiencia en la producción agropecuaria.

El propósito del grupo CREA es compartir conocimientos y experiencias vinculadas al quehacer de la actividad lechera, producción de ganado bovino de corte, agricultura y manejo ambiental, que son las áreas de dominio de las integrantes de la organización.

También aspiran a romper el canon de exclusión de la mujer en actividades agropecuarias, dado que, según Miserandino, hay centenares de empresas del sector manejadas y lideradas por agroempresarias. Planean expandir la iniciativa a Tarija y La Paz.

La pasada semana, CREA Mujeres Agropecuarias realizó la tercera actividad de intercambio de experiencias en la lechería Chané Roda Jisunú, de propiedad del ex presidente de la CAO, Julio Roda.

En ese predio, la anfitriona Nathalia Roda, zootecnista formada en Facultades Asociadas de Uberaba (FAZU) de Brasil, compartió su experiencia de gestión de la lechería que tutela desde hace un año y medio. Relievó que implementó de forma gradual el know how (saber hacer) en cuanto a nutrición y manejo animal para alcanzar eficiencia productiva. A ello, dijo que agregó un sistema de registro de números, en todo sentido, que trascendió en un aumento de volumen de leche producida.

Hizo notar que si bien la irrupción de la mujer en la gestión corporativa del sector agropecuario está por buen camino, esperan alcanzar el recorrido de Brasil donde el 30% de los predios rurales son manejados por administrativas.

Susy Álvarez se formó en la Universidad Zamorano y gerenta las estancias Maracaibo en Beni. A su juicio, Beni necesita empresarios capaces de arriesgar por el desarrollo de ese departamento, que experimenta un cambio generacional, del cual ella es parte. Hace dos años maneja cinco propiedades que suman 24.000 hectáreas con más de 4.000 cabezas de ganado. “Los jóvenes tienen mucho que aportar y hay que darles la mano”, puntualizó.

Álvarez anotó que el mayor desafío fue cambiar el sistema de manejo y la perspectiva de una ganadería tradicional a un modelo de gestión corporativo-empresarial, siguiendo los lineamientos adquiridos en su formación profesional.

Natalia Egüez, gerente general de lechería Curichi Grande se formó en Agronegocios en Facultades Asociadas de Uberaba (Brasil). Afirma que los conocimientos adquiridos en lechería le ayudaron mucho en cuestión de facilidad de gestión. Implementó un sistema de control gerencial que permitió incrementar los volúmenes de producción de leche. “La organización es el aporte del rostro femenino en la administración corporativa de las empresas agropecuarias”, expresó.

Experiencia en campo

Para la expresidenta de la Federación Departamental de Productores de Leche (Fedeple), María Antonieta Colamarino, saber que existe una generación de mujeres que ha desarrollado habilidades y aporta con conocimiento al sector agropecuario es motivo de orgullo para Santa Cruz y el país.

“Vemos que la presencia femenina aporta valor a la gestión y administración de empresas vinculados al sector agrícola y ganadero, sea proveedor de leche o de carne. Hoy están involucradas, toman decisiones y tutelan los directorios de las empresas”, dijo Colamarino.

Desde el directorio del Ingenio Azucarero Guabirá (IAG), la vicepresidenta Olga Rivero, celebró la iniciativa y la irrupción de una generación de hijas de empresarios regionales en actividades agropecuarias y en cargos de alta responsabilidad en directorios de gobiernos corporativos. Cree que detrás de la productividad de las empresas está el rostro femenino.

Hizo énfasis, por ejemplo, de que el 30% de los cañeros y accionistas de Guabirá son mujeres. Como testimonio familiar, Rivero aludió que ella también transfirió el liderazgo y la administración de La Estacada Aguilera -predio agropecuario- a sus hijos Sergio, Nicolás y Olga Karina.

Inclusión de género

Según el presidente de la Confederación de Ganaderos de Bolivia (Congabol) y de la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (Fegasacruz), Alejandro Díaz, el sector recibió con alegría la iniciativa de CREA Mujeres Agropecuarias porque representa la inclusión de género en la producción agropecuaria, que compite en igualdad de condiciones con los hombres.

Hizo mención de que el rostro femenino gana cada vez más espacios en la dirigencia institucional regional y que, en el caso del sector ganadero, las asociaciones de Camiri, San Javier y El Carmen Rivero Tórrez son presididas por mujeres ganaderas.

A su vez, el presidente de la Confederación Agropecuaria Nacional y de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Óscar Mario Justiniano, relievó la presencia de la mujer en el direccionamiento de las unidades productivas, particularmente de las empresas productivas pequeñas, medianas y grandes. “Muchas de ellas fueron formadas en la Universidad Zamorano, cuya particularidad es que gran parte del aprendizaje se hace en torno a la experiencia (al quehacer) algo muy relevante en la actividad productiva”, mencionó.